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La rehabilitación pretende volver a dotar de vida esta construcción de mediados del siglo XX, conservando los elementos principales de un bar que ahora es hogar

Además de la posición original de la barra —transformada en una isla de cocina—, la estructura interna del local también se mantiene. Las crujías dividen la zona de día mediante dos pórticos que configuran el espacio principal, y que definen una línea continua que integra cocina, salón, comedor, estudio y terraza en la primera de las dos plantas con las que cuenta la vivienda. El pavimento de hormigón en ambas plantas unifica los frentes de madera y el ladrillo visto.

Un patio abierto con orientación noreste refleja la estructura típica de las viviendas de la zona, y permite refrescar el interior de la vivienda gracias a la ventilación cruzada. A la vez, el cerámico visto de las medianeras proporciona aislamiento y se integra con los tonos neutros de la casa. La planta superior reúne tres habitaciones, un baño y una segunda terraza con vistas al jardín y al puerto del barrio marinero de Nazaret. El cerámico visto de las medianeras proporciona aislamiento.