Para un baño pequeño… ¡la ducha es su mejor aliada!
En estancias de tamaño reducido equipar el cuarto de baño con un plato de ducha es la elección más acertada siempre. Hay infinidad de motivos por las que descartar una bañera en estos casos y te resumimos los cuatro principales. Descubre por qué, cuando se trata de baños pequeños, equiparlo con ducha es realmente la única opción a contemplar. Sin lugar a dudas.
Es una alternativa para ganar espacio
Una bañera cómoda ocupa de 80 x 150 cm en adelante, por supuesto las hay de menor tamaño pero no valdrá la pena instalarlas si un adulto no puede tomarse un baño con todo el confort. ¿Y los platos de ducha? Para baños pequeños la ducha puede ser angular y contar con tan solo 80 cm o ser cuadrada, de a partir de 70 x 70 cm, aunque si la estancia no es tan minúscula, lo ideal es que cuente con al menos 90 x 90 cm. Además, piensa que para que las puertas de acceso a la ducha tampoco roben espacio, lo mejor son las mamparas con hojas correderas o plegables de cristal, para no agobiar el ambiente.
Facilita la movilidad
Si en casa hay personas con dificultad en la movilidad, un plato de ducha ultraplano o a ras de suelo contribuirá a salvar las barreras arquitectónicas. En este caso, asimismo, convendrá diseñar una distribución sin obstáculos que deje un amplio espacio central libre y arrime a las paredes el resto de sanitarios imprescindibles: el lavabo y el inodoro (prescindiendo del cada vez más obsoleto bidé).
No siempre es el baño principal
Cada vez más viviendas cuentan con un baño principal, de dimensiones más generosas, y otro aseo de cortesía, que emplean los invitados, y que es de un tamaño comedido. En este segundo baño pequeño es interesante instalar una ducha, porque ocupa poco, se limpia fácilmente y es muy cómoda la accesibilidad para personas de todas las edades. Por cierto, no escatimes en materiales de calidad y algunos detalles decorativos que le aporten estilo, verás que tu aseo se convertirá en la envidia de todos los visitantes.
Cuida el medioambiente (y el bolsillo)
Por último, aunque no por ello menos importante, la ducha supone sustanciales ahorros en agua y energía respecto a la bañera. Calcula que… ¡se emplean ni más ni menos que 230 litros de agua para llenar una bañera estándar! Y que para tus duchas resulta muy recomendable apostar por griferías que ahorran agua, vertiendo menos cantidad para reducir el consumo.
Además, tanto si se trata de un baño pequeño con ducha como de uno de mayores dimensiones, también conviene que el inodoro tenga una doble descarga o un sistema de interrupción de la descarga. De este modo no se derrocha agua, se beneficia al planeta y, de paso, se ahorra dinero. ¿Más cosas? Estudia si quieres aprovechar las aguas grises de tu hogar, las que se emplean cuando se usa el lavabo, la ducha y/o la bañera.
En la actualidad el baño se relaciona con conceptos como higiene, salud, confort y placer. Un baño pequeño con ducha tiene la misma capacidad para lograr esos beneficios que el mayor spa… Así que, ¡aprovéchalo!