El portugués Álvaro Siza, ganador del Pritzker, se une a su compatriota Carlos Castanheira para crear el conjunto Saya Park en Corea del Sur.
Compuesto por un observatorio –en fase de construcción—, una capilla y un pabellón de arte, el conjunto se adapta al bosque que lo rodea integrándose con el entorno, como el propio Castanheira indica: “Hay proyectos que han nacido por y para su sitio. Hay proyectos que crean el sitio por sí mismos”. Ambos arquitectos mostraron desde el inicio un gran interés por materializar el proyecto en su ubicación actual, resolviendo con éxito los problemas que han ido surgiendo en el proceso.
El camino del bosque continúa su trazado abriéndose paso hacia el pabellón de arte flanqueado por dos altos y elegantes muros de hormigón, dejando atrás un volumen aislado destinado al estudio y bautizado como ‘La Biblioteca’. Posteriormente, desemboca en un alargado volumen, también de hormigón, que se bifurca adaptándose a la colina a la vez que se impone a través de la masa de árboles.
Al acceder al interior, elementos como el espacio, las sombras y el tiempo, así como el antes y el más allá, se exaltan gracias a su apariencia escultórica. La entrada luz es otro de los protagonistas, lograda a través de una serie de aberturas dispuestas de manera estratégica a lo largo del pabellón. Llegando al final del cuerpo principal, el recorrido se abre a una vista del paisaje que se pierde en el horizonte.
“Dentro del espacio, buscamos nuestro infinito propio y personal.
En arquitectura el espacio es tiempo.
En arquitectura la luz define la forma.
En arquitectura la ruta sorprende.
En arquitectura los materiales ásperos transmiten elegancia.
En arquitectura la función es estar ahí.
En arquitectura la sombra revela la belleza.”