Imagen número 32 de la sección actual de Raúl Martins

Raúl Martins

C·Top Design

Raúl Martins

Interiorista

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Sus diseños limpios y depurados encarnan un estilo de interiorismo de plena actualidad.

Nació en Barcelona, pero se formó como interiorista en Madrid. Allí, desde su casa-estudio, un apartamento señorial del siglo XIX recién transformado en un templo de tonos neutros rico en texturas, aboga por una visión relajada de la decoración, en la que menos elementos cuenten más cosas y en la que se apueste por piezas de calidad, diseños artesanales y materiales sostenibles. ¿El resultado? Una escenografía clásica pero actualizada, limpia y depurada en línea con el trabajo de su admirado Jean Michel-Frank y en la que no pueden faltar materiales como los textiles, la piedra o el cristal. Con ellos, diseña sus propios muebles y crea interesantes contrastes que funcionan como elemento sorpresa. Gran parte de ese universo está ahora a la venta a través de su tienda online, donde Martins combina desde antigüedades hasta artesanía local pasando por arte o sus ya mencionadas creaciones.

Casi me dedico al mundo de la política…

Hace veintitantos años, cuando contabas en casa que te querías dedicar a la decoración, te miraban un poco raro; y como mi hermano mayor era arquitecto, mis padres me comentaron la posibilidad de estudiar Interiorismo en la Universidad Politécnica de Madrid. El plan me sonó tan horrible que decidí matricularme en Ciencias Políticas. Comencé la carrera con mucha ilusión, pero poco a poco fui perdiéndola. Cuando estaba en cuarto curso, mi padre me dijo: ‘Te veo muy poco motivado, me preocupa más que te vayas a tener que dedicar a esto toda la vida’. Por eso, empezamos a buscar escuelas, visitamos varias en Madrid y, paradójicamente la que más me gustó fue la de la Politécnica. Al final acabé estudiando allí e, incluso, dando clases.

Mis primeros pasos fueron de la mano de dos grandes maestros del interiorismo

Comencé a trabajar con Pascua gracias a un concurso para jóvenes interioristas organizado por Casa Decor en el que participaban todas las escuelas. Parte del premio consistía en unas prácticas de seis meses con él, que se transformaron en cinco años de colaboración. Un día, en una fiesta, Isabel me comentó que buscaba un perfil con experiencia porque acaba de hacerse cargo de un proyecto muy importante, la Presidencia de Telefónica. Me resultó tan interesante que decidí postularme. Estuve trabajando con ella durante ocho años, compatibilizándolo con mi propio estudio.

De Pascua aprendí a leer los espacios, a dejarme llevar un poco por lo que te piden, aunque eso suponga contradecirme y cambiar lo que había proyectado. Él lo hace con una intuición innata, llena de magia. De Isabel, una forma de trabajar tremendamente ordenada que te permite estar al frente de cientos de proyectos a la vez.

CASA DECOR 2021

El Espacio Axor – Cuarto de baño «Oasis (Ait Mansour)» fue uno de los más visitados y comentados de la última edición de Casa Decor. Para él, Raúl Martins se inspiró en el oasis marroquí del mismo nombre jugando con una superposición de tonos blancos y cálidos y materiales sostenibles como un suelo de barro, el Silestone Faro con el que se cubre la ducha o el Silestone Ethereal Dusk empleado en la encimera de los lavabos.

¿Quiénes son tus principales referentes?

Aunque tengo muchos más, citaría tres antagónicos. Por un lado, Kelly Wearstler, que tiene una visión que, sobre todo hace unos años, era algo poco habitual en el mundo del diseño de interiores: una visión 360 de la profesión que no solo se limita a decorar casas. Ella hace telas, también libros, muebles, joyas, moda y objetos, da clase en la mejor escuela online, tiene una web de ecommerce perfecta... A nivel de estilo, creo que ha ido por delante en muchas cosas, sabiendo mezclar diferentes estilos de una manera muy arriesgada pero que funciona muy bien.

En el otro extremo está Jean Louis Deniot, que por no tener no tiene ni perfil público en Instagram, su comunicación es básicamente a través de la prensa. Es la discreción en persona, pero sus proyectos están hiperpensados, son hipercoherentes y están muy centrados en el interiorismo.

Por último, Jean-Michel Frank. Es impresionante la huella que dejó en una carrera tan corta. Sin ser arquitecto tenía una visión del espacio muy arquitectónica, muy consciente de las proporciones. Además, era tremendamente estricto y perfeccionista. Supo dar un referente estético al periodo de entreguerras, en el que las nuevas fortunas buscaban un diseño que rompiera con el estilo de finales del XIX. Apostó por piezas depuradas en las que se ponían en valor los materiales nobles y un trabajo artesano de gran calidad. Aún hoy sus muebles se venden en subasta por verdaderas barbaridades.

En tu trabajo, el diseño de los años 30, 40 y 50 es algo recurrente.

Es un periodo muy rico en el mundo del interiorismo. Las dos guerras mundiales y, especialmente, la Segunda, cambiaron definitivamente los modelos productivos. Europa dejaba de ser la primera potencia mundial en favor de EE.UU. y eso propició un cambio de mentalidad. Se buscaba un lenguaje más limpio, aunque rico y glamuroso. Se recuperaron antiguos materiales y se fomentó la investigación e inversión en nuevas aplicaciones. La década de los 50 es especialmente interesante, porque recoge lo mejor de los años 30 y de los 40 con un tono muy positivo y marca el diseño de las dos décadas posteriores. Había que reconstruir millones de casas y se quería hacer innovando.

Hablando de innovación, ¿cómo dirías que ha evolucionado el estilo de tus proyectos?

Estoy en un momento de redefinición. A pesar de que como interiorista me tengo que adaptar al gusto y las necesidades de mi cliente, creo que voy hacia un concepto de interiores más limpio. Este cambio comenzó durante el confinamiento, durante ese tiempo en casa observé que me sobraban muchas cosas y decidí guardarlas. Y no es que quiera ser minimalista, a mí los objetos me gustan, adoro componer el espacio, pero ahora me decanto por poner menos cosas, pero que sean maravillosas. Eso tiene que ver mucho con los diseños depurados de Jean-Michel Frank o de Deniot. Se trata de buscar elementos con alma, intentar contar más utilizando menos recursos. Y aunque es más complicado, creo que es más honesto.
“Me encanta jugar con las diferentes texturas que te ofrecen tanto la piedra natural como sus derivados”.

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Esto tiene mucho que ver también con la búsqueda de entornos más sostenibles, ¿no?

Absolutamente, cada vez más personas se preocupan por ello y lo entienden como una buena inversión. Hace cinco años solo los clientes internacionales te pedían una casa pasiva. Ahora es normal poner encima de la mesa temas como el ahorro energético, el uso de pinturas que no emitan gases nocivos o telas cuyos tintes contaminen menos. Hemos pasado de algo muy nicho a que, incluso, firmas como Ikea comercialicen placas solares.

¿Esa nueva forma de vivir nuestras casas nos ha cambiado a todos?

Aunque habrá algunas cosas que volverán a la normalidad y que poco a poco nos olvidaremos de ellas, en los países mediterráneos como España hemos experimentado una nueva forma de relacionarnos con nuestras viviendas. Hemos pasado de estar mucho en la calle a no salir de nuestra casa. Ahora, somos más conscientes del espacio donde vivimos y nos preocupamos por él. Damos más importancia a la calidad, a lo bien hecho, al producto artesano y de cercanía, a tener menos pero más valioso, y no me refiero solo a lo económico. Un botijo hecho a mano en un pueblo puede tener ese valor que buscamos. Toda esa nueva mentalidad de vida se plasma en un cambio estético hacia interiores más tranquilos, más limpios.

¿Entre qué colores y materiales se mueve esta corriente?

En una paleta calmada y poco estridente, pero con algún elemento sorpresa. Un espacio completamente neutro puede resultar demasiado plano, por eso me gusta jugar con los contrapuntos, con incluir alguna nota de color en marrón o en negro o con una textura diferente que le dé más vida. En cuanto a materiales, soy un enamorado de la piedra. En un sentido amplio, desde las piedras naturales a sus derivados, como los ultracompactos, que permiten multitud de aplicaciones. También uso mucho los textiles y, últimamente, el vidrio y el cristal, con los que estoy empezando a hacer prototipos de piezas.

RAÚL MARTINS ESTUDIO

El confinamiento le hizo priorizar sus necesidades en casa-estudio. Descubrió que necesitaba muchos menos muebles y objetos. Retiró entonces papeles pintados, tapicerías geométricas, antigüedades… para crear un espacio más relajado, sin excesos, en el que menos piezas contaran más cosas con una paleta de colores neutros rica en texturas. Es el caso de multitud de piezas hechas a medida, como un banco con Dekton Khalo, las encimeras de Dekton Aura o el lavabo de uno de los baños con granito Sensa Sant Angelo.

¿Qué otras tendencias crees que cogen fuerza?

Curiosamente, una absolutamente contrapuesta a ese estilo limpio y depurado del que hablábamos. Aunque es mucho menos mediática, especialmente en España, hay un público con un alto poder adquisitivo que busca entornos muy sofisticados, con un lujo casi excesivo: colores a tope de gama, materiales exóticos, brillo… Como ocurría en la época de Jean-Michel Frank, estamos en un momento en el que conviven dos estilos antagónicos y en ese encuentro surge un abanico inmenso de registros, con otras tendencias en auge como pueda ser una estética más pop, colorista y divertida.

¿Cuál ha sido tu mayor reto en estos años y cuál tu principal aprendizaje?

Tal vez, uno de mis últimos trabajos, el Policlínico de Barcelona, el primer hospital boutique de Europa. En él, el reto era doble porque los propietarios querían que, por un lado, el espacio fuera acogedor para los pacientes, que combinara la mejor atención médica con un diseño que pareciera un hotel o un spa. Por el otro, necesitaban que el personal sanitario sintiera que trabajaba en un lugar especial, con espacios cómodos, buenas zonas de descanso, luz natural… Tuve que aprender cómo era su día a día y enfrentarme a materiales con los que normalmente no trabajo.

¿Qué obra no has hecho y te gustaría hacer?

Un hotel más o menos grande. He diseñado un par de alojamientos, pero pequeños, y la forma de leer un espacio público de este tipo es totalmente diferente. Normalmente son lugares que caducan pronto, su vida estética es de cinco o diez años como mucho, lo que te permite y te exige ser más atrevido, hacer algo más irreverente.

¿Cuál será tu próximo trabajo?

Estoy trabajando en diferentes diseños para una nueva colección de alfombras, en un proyecto de docencia internacional que aún no puedo revelar y en la ampliación de mi tienda online, una plataforma que me ilusiona mucho, y en la que, junto a mis socias, Eva e Irene Marco, comercializamos aquellas piezas de factura española que me gustaría usar en todos mis proyectos.
“Estamos en un momento en el que la gente está dispuesta a invertir en sostenibilidad. Ahora nos cuestionamos cosas por las que hace unos años no nos preocupábamos”.
Raúl Martins

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Tags: Dekton, diseño de interior, Silestone | 3 años ago | Written by: Cosentino