La arquitectura sorprendió a Ensamble Studio cuando,durante la construcción de The Truffle, un espacio a medio camino entre lo arquitectónico y lo natural se descubrió dentro de una piedra artificial. Un fragmento de naturaleza construida con tierra, llena de aire. Se camufla, al emular los procesos de formación mineral en su estructura, y se integra con el medio natural al someterse a sus leyes. El sistema constructivo llevado a cabo es un proceso de ida y vuelta entre la textura y el color que la tierra aporta al hormigón y la resistencia que este proporciona. Primero se excavó un dique en el solar que serviría de muro de contención para todo el proceso. Más adelante se fueron amontonando fardos de paja pensando en el negativo del espacio buscado. A medida que las capas aumentaban se vertía hormigón, envolviendo el volumen y protegiendo el conjunto finalmente con tierra, hasta que fraguase por completo.
Para vaciar el interior, llegó la ternera Paulina, del que se nutrió durante un año hasta que abandonó su hábitat, ya adulta y pesando 300 kilos. Se había comido el volumen interior, y aparecía el espacio por primera vez, restaurando la condición arquitectónica de la trufa tras haber sido cobijo del animal y de la masa vegetal durante un tiempo largo. Este espacio presenta una materialidad espesa, fruto de la presión del hormigón contra el endeble relleno vegetal. La textura informe del exterior contrasta con la fluidez continua del techo, que se funde con las vistas enmarcadas del océano atlántico a través del hueco principal del habitáculo.