Kilda Food
Ignacio Frade
Madrid, España
La reforma viene marcada por la fuerte geometría longitudinal del local. Al despejar la planta, la intervención propuesta refuerza la sensación de magnitud del interior
La operación se basa en una actuación perimetral en la que se amoldan las necesidades del programa hostelero, y en la introducción de piezas que organizan el local en dos ámbitos paralelos: a la barra central, que diferencia el espacio público de la zona de producción, se le añade un volumen oblicuo colocado al fondo de la sala que también sirve como filtro. Una ventanilla de atención da acceso directo a los repartidores desde el vestíbulo, evitando cruces innecesarios.
La relación entre elaboración y clientes es directa, gracias a una cocina abierta y una sala completamente integradas. El espacio se reviste con un tono oscuro como el enfoscado, relegando el verde corporativo a techos, elementos añadidos y, de manera particular, parte de la pared que había quedado desconchada en la demolición del anterior aislamiento acústico. El conjunto de mobiliario metálico hecho a medida refuerza el carácter industrial de la intervención.