El arquitecto Jacobo García-German, de García-German arquitectos, consigue trasladarnos a un oásis donde la pieza principal del proyecto, un gran volumen longitudinal metálico que sobrevuela los jardines, se abre y se cierra, enclaustrando un patio donde se genera una relación compleja entre visitante y vegetación. Este volumen, paralelo a la carretera A-1, unifica el programa y se organiza internamente por medio de la simetría entre jardín e invernadero, estando este último cubierto por un "tensegrity"  forrado por un colchón de aire con doble capa de “Etfe” que amortigua las variaciones de temperatura. La gramática formal se plantea desde la modulación y sistematización de una estructura metálica vista y una construcción industrializada, envuelta por un vidrio coloreado, dentado y de protección solar, al que se confía la capacidad de interacción fenomenológica con el entorno.