Diseñado por Jean Nouvel —ganador del premio Pritzker en 2008—, el Louvre Abu Dhabi se inspira en la tradición árabe. Un conjunto de prismas blancos, que recuerdan a la trama urbana de la medina, da lugar a esta ‘ciudad museo’ situada sobre el mar. Una gran cúpula, reconocible desde la distancia, cubre la mayor parte de las salas. Construida con acero, la cubierta de 180 metros de diámetro consta de ocho capas diferentes: cuatro exteriores revestidas de acero inoxidable y cuatro interiores revestidas de aluminio. El patrón geométrico, que fue cuidadosamente diseñado, se repite en las ocho capas superpuestas variando en cada una el tamaño y el ángulo. Los rayos de luz, por tanto, atraviesan ocho tamices antes de llegar a las galerías de exposición, lo que genera un efecto cinemático que cambia con la posición del sol. La cubierta se apoya en cuatro soportes, separados 110 metros entre sí, que se esconden dentro de los volúmenes del museo para dar la impresión de que flota.
Desde el punto de vista medioambiental, el proyecto busca crear un microclima autorregulado gracias a la sombra que arroja la cubierta y al enfriamiento a través de las superficies de agua. Los visitantes que llegan al museo experimentan, por tanto, una transición gradual entre el calor exterior y el ambiente interior. Un acuerdo firmado en 2007 entre los Gobiernos francés y emiratí ha hecho posible que la colección del museo contenga 700 obras prestadas por diversas instituciones galas, fundamentalmente el Museo del Louvre.
Dentro del complejo cultural en la Isla de Saadiyat, que incluye proyectos de Frank Gehry y Zaha Hadid entre otros, el edificio de Jean Nouvel surge como una gran cúpula que parece flotar sobre el agua.
La gran cúpula, de 180 metros de diámetro, está formada por ocho capas de celosías metálicas que filtran la luz, y se apoya tan sólo en cuatro puntos escondidos entre los volúmenes que contienen las salas de exposición.