Sus formas oblicuas consiguen destacan del resto de construcciones predominantemente horizontales alineadas frente al agua. El diseño de Jaques Ferrier Architecture ha dotado de nuevas posibilidades y usos una zona relegada a la industria y el transporte. Todo ello enmarcado en un clima de concienciación por el ecosistema y como apoyo al eco-distrito que se terminará de levantar junto a estas oficinas. Tanto los colores del cielo normando como la luz predominante modelan la fachada facetada y juegan con los reflejos de sus cristales coloreados. El resultado final se asemeja a un despiece de tonalidades presentes en las vidrieras de la ciudad. El volumen principal se separa en dos más estrechos, permitiendo una nueva e importante entrada de luz natural. Además, tanto los accesos como la circulación interior resultan intuitivas y directas, facilitando su uso y mejorando la calidad de vida de sus usuarios.